Masaje perineal, de la teoría a la práctica
Sabemos que durante el parto la musculatura de piso pélvico experimenta una gran distensión por lo que es importante preparar a la mujer y sus tejidos a tolerar ese estiramiento intenso. La cascada hormonal irá desencadenando este proceso, sin embargo, esta técnica ampliamente recomendada puede disminuir la probabilidades de lesiones perineales y ayudar a la mujer a tener una mejor experiencia de parto. En este post queremos explicarte algunos conceptos claves para sacarle el máximo partido al masaje perineal.
Tensión como respuesta fisiológica
La respuesta natural frente a la incomodidad o el dolor es la de protección y frente a ello nuestro cuerpo y sistema nervioso central puede generar distintos grados de tensión. El miedo a algo desconocido también influencia nuestra respuesta corporal traduciéndose en mayor tensión muscular y el piso pélvico no está exento de esta respuesta fisiológica. Francisca Ducassou, Kinesióloga y parte del equipo MAMIfit Chile, nos cuenta que “una forma de responder mejor una experiencia desconocida es exponiéndose a ella gradualmente para hacerla tolerable. En ese sentido, el masaje perineal sería de ayuda para que la mujer se familiarice con el estiramiento muscular de su piso pélvico”.
Lo primero es lo primero: hablemos de piso pélvico
Esta zona que es a veces desconocida, comienza a tomar protagonismo durante el embarazo y es parte de muchas consultas de las mujeres en esta etapa. Desde lo anatómico, el piso pélvico es un conjunto de ligamentos, músculos y fascias que dan cierre y soporte a la parte inferior de nuestra pelvis. Dentro de sus funciones está la continencia con el cierre de los esfínteres, aporta en la estabilidad postural (por su localización en la pelvis), soporta órganos pélvicos, participa en la función sexual, gestiona la presión intraabdominal y tiene una función linfática participando en el retorno venoso. Dicho esto, ¡vamos al masaje!
¿Qué es el masaje perineal?
Es un masaje de la musculatura externa e intracavitaria del periné que tiene por objetivo mejorar la flexibilidad de los tejidos y también practicar la relajación durante el estiramiento. Estos estiramientos deben comenzar suavemente y a tolerancia.
El masaje puede realizarse mediante presiones firmes en la zona superficial del periné (externo), pero luego debe hacerse dentro de la vagina introduciendo aproximadamente 1 falange o 1,5 de uno o dos dedos (índice y/o corazón) o el pulgar recorriendo hacia abajo y de lado a lado usando un lubricante hipoalergénico. Este puede ser autorrealizado o asistido por la pareja, pero si hay dificultades o dudas en su ejecución se recomienda consultar a una kinesióloga especialista en piso pélvico que pueda educar a la pareja sobre la técnica para luego realizarla de manera autónoma.
Es importante que este masaje vaya acompañado de ejercicios respiratorios para favorecer la relajación muscular y también haber realizado previamente ejercicios de reconocimiento de piso pélvico para hacer sentido a los tejidos que se están trabajando.
¿Para qué sirve?
Su evidencia está en desarrollo, pero lo que sí sabemos hasta ahora es que su práctica aumentaría la probabilidad de un periné intacto, es decir, podría ayudar a prevenir lesiones de piso pélvico después de un parto vaginal. Pero, sobre todo, que su práctica habitual (desde la semana 34 de gestación) ayudaría a desensibilizar a la mujer frente a la sensación de ardor y dolor perineal frente al estiramiento intenso. Además, se propone que aumenta el flujo de sangre hacia el periné, mejorando la circulación.
En resumen, el masaje perineal es una técnica segura, efectiva y de bajo costo con un gran potencial en la prevención de lesiones perineales. Comenzar a realizarla en el momento indicado permitirá apropiarnos de nuestro cuerpo y su gran poder de cara al parto.
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