Nuestra sociedad está atravesando un desafío más que crucial. Desde la llegada de los primeros casos de COVID-19 en Chile a mediados de marzo y decretada como pandemia desde el 11 de Marzo de 2020 los esfuerzos, en nuestro país, han estado centrados en un ir y venir de medidas y cuarentenas para intentar contener los contagios. Este período crítico ha hecho que nuestras vidas transformen desde cómo nos saludamos, el apreciar un paisaje desde lejos, nuestro hábitat laboral, el uso del transporte público, vivir con mascarillas, y lo que nos motiva a escribir esto hoy: porque también está afectando la forma de nacer.
Sabemos que la experiencia de parto afecta profundamente a la mujer y su familia, por lo que cuidar de este proceso y darle valor como el momento más conmovedor de su historia es crucial para la salud psicoafectiva y emocional de la triada más importante: la mujer, el recién nacido y también el acompañante. Es así como es de suma importancia que nosotras mismas reconozcamos nuestros derechos a la hora de parir, y no olvidemos nuestra fuerza innata para abordar un momento como este.
El parto es un proceso fisiológico que, iniciado por sí solo (sin inducción), es conducido por la liberación de una serie de hormonas creando una verdadera Orquesta Hormonal del Amor. La Oxitocina, gran protagonista de esta historia, produce contracciones cada vez más potentes que gracias al trabajo de la madre y sus movimientos va guiando al bebé hacia el canal vaginal para finalmente nacer. El hecho de que esta orquesta tenga un tiempo y ritmo tiene una explicación que es preparar de forma paulatina a la mujer y a su hijo para todo lo que irá ocurriendo y favorecer incluso el apego y la lactancia posterior.
¿Pero qué pasa en Pandemia?
Los servicios sanitarios están siendo dramáticamente ocupados y la mayoría de los esfuerzos están volcados al manejo de pacientes con COVID-19. Muchos profesionales de salud trabajan en turnos extenuantes e incluso con escasos elementos de protección. Sabemos que la situación es crítica.
Sin embargo, aún en este estado de emergencia, los derechos de una mujer en gestación, pre y post parto, así como los del recién nacido debieran protegerse y es necesario que quienes trabajamos en salud estemos al servicio de la mujer, respetar sus derechos y no generar daño. Durante el parto: la libertad de movimiento y tiempo, la no-instrumentalización, el consentimiento informado frente a los procedimientos, la compañía de una persona significativa, el apego inmediato y la lactancia materna son claves para un nacimiento humanizado por todos los beneficios que implica. Estos aspectos debieran ser conocidos por todas las mujeres y todo equipo de salud debiera asegurarse de proveerlos. Así mismo, y teniendo en consideración sus derechos reproductivos y sexuales, las mujeres también son libres de decidir qué parto quieren tener.
En esta vorágine de cambios y adaptación, las mujeres gestantes están viviendo su proceso de una manera distinta, dolorosa e incierta porque aunque hasta la fecha, la Organización Mundial de la Salud recomienda el parto vaginal, incluso en mujeres contagiadas con COVID-19, y reconoce la importancia del contacto piel a piel inmediato y la lactancia materna como un factor protector incuestionable, sigue estando sujeto a los protocolos de los servicios de salud, dejando la puerta abierta a su prohibición o dificultad para llevarlas a cabo. De hecho, en el caso de una madre que amamanta con sospecha o confirmación de COVID-19, la recomendación es el lavado de manos especialmente antes de tocar al bebé y utilizar una mascarilla médica pero no dejar de amamantar.
Con esto queda claro que, hasta la fecha, los beneficios superan ampliamente los posibles riesgos de transmisión y enfermedad asociados al COVID-19.
Es por esto que, en nuestro país, se requiere de manera urgente la confección y divulgación de guías clínicas que dicten las pautas para el manejo de partos, controles en puerperio y del recién nacido para así evitar que cada servicio tome posiciones generales “en la medida de lo posible” lo que constituye un riesgo en la atención de las mujeres con las consecuentes situaciones de violencia obstétrica e inequidad.
Como profesionales de salud, estamos comprometidas a guiar a las mujeres para este proceso. A ayudarles a mantener su fuerza, informarse, perder el miedo y sentirse capaces. La educación es una parte vital en todo esto.
Tú puedes escoger tu parto, infórmate y visibiliza si algo no ocurre como esperas.
“Para cambiar el mundo, primero hay que cambiar la forma de nacer” Michel Odent.
Francisca Ducassou
Kinesiologa Staff Santiago
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Referencias:
- Organización Mundial de la Salud. WHO. https://www.who.int/es/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019. 2020. Disponible en: https://www.who.int/es.%20.
- Organización Mundial de la Salud. WHO. Lactancia materna y COVID-19 Para trabajadores de la salud. 12 de Mayo 2020. Disponible en: https://www.who.int/docs/default-source/coronaviruse/breastfeeding-covid-who-faqs-es-12may2020.pdf?sfvrsn=f1fdf92c_8
- PAHO/OMS. SALUD MATERNO-PERINATAL y COVID-19. https://www.who.int/es. Abril 2020. Disponible en: https://www.paho.org/clap/images/PDF/presentacionparteras/Presentacin_CLAP_COVID19_abril_2020.pdf. 13-06-2020.
- Amis D. Healthy birth practice #1: let labor begin on its own. J Perinat Educ. 2014;23(4):178‐187. doi:10.1891/1058-1243.23.4.178
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